¿De dónde viene la obra? ¿Qué azar, qué ínfimo episodio dará comienzo a la cadena de la creación? (...) No escribiré más sobre iluminaciones porque son muy misteriosas y porque yo no las entiendo más de lo que puedan entenderlas mis lectores. Me fascinan, eso es todo.

viernes, 8 de octubre de 2010

La Balada del Café Triste


Como tú misma dijiste:
La calle Sand de Brooklin siempre me trajo dulces recuerdos, impregnada como estaba de las memorias de Walt Whitman y Hart Crane, y fue en un bar de la calle Sand, en compañía de W. H. Auden y de George Davis, donde vi a una pareja extraordinaria, que me fascinó. Había una mujer alta y fuerte como una giganta y, pegado a sus talones, un jorobadito. Los observé una sola vez, pero fue al cabo de unas semanas cuando tuve la iluminación de La balada del café triste. Su bendita luz hizo que me pusiera de nuevo a escribir.